El jovencito Frankenstein - Una opinión a la despedida

El musical de "El jovencito Frankenstein" ha terminado su estancia en el Teatro Gran Vía de Madrid. Con él se va el único musical comedia que había en cartel.
En las veces que fui a verlo noté una evolución bastante interesante. Primero en cuanto al ritmo, las dos primeras veces que fui a ver la obra, no la vi, me pasó por encima. Iban cinco puntos por encima de un ritmo picadito y resultón. Iban a toda mecha.
Me parece muy complicado y efectivo que las frases vayan al pie, pero los chistes y las coñas se apelotonaban al ir al doble de revoluciones y la comedia se perdía sin dar tiempo a nada. Salí como estafada, no me habían dado tiempo a disfrutar del humor de Mel Brooks.

Tengo curiosidad sobre ciertos Gags que no vi funcionar ni una vez (distintas veces con distintos públicos, distintos días y nada) y sospecho que son esas cosas que sólo le hacen gracia al director. Que hablando de Esteve Ferrer estos momentos voz en Off consigo mismo dirigiendose al público para apagar móviles y para bromear sobre la orquesta que tocaba en directo bajo el escenario, se me hicieron innecesariamente largas y medio sobrantes (mucho rollo para lo que se trataba)


El elenco de la obra era de los mejor elegidos de la cartelera actual. Víctor Ullate le supo sacar partido al personaje de Frederick y evolucionó muy bien con el tiempo encontrándole pausas, miradas, gestos que además de todo, le venían muy bien al musical, sobretodo cuando iba desbocado.
Jordi Vidal y Pitu Manubens fueron un par de descubrimientos para mi. Totalmente adheridos a sus personajes, formaban parte del mundo creado por Mel Brooks y cuesta imaginárselos sin las galas de Igor y Hans Kemp. Estaban pá verlos.

Teresa Valligrosa también hizo crecer el personaje a lo largo de la temporada siendo otro de los puntos fuertes.

Estupenda elección Albert Gràcia como Monstruo. La mayor parte del tiempo no habla (ni canta, que esto es una pena a parte) pero con gestos, expresiones, slapstick, insuperable.



Y de los protas queda Marta Ribera, madre mia Marta Ribera.
Estaba pasadísima todo el tiempo, cantaba de forma estridente más allá de lo irritante del personaje de Elisabeth Benning y sin entrar en comparaciones con la película, puesto que no soy fan, la vi una vez en su día y ya... Pues eso: estridente, cargante, exagerada. En algún minimomento estando algo más contenida daba pie a pensar "algo así, sí" pero enseguida volvía a subir como la espuma.
Hice la prueba con una amiga, ella no sabe nada de nadie del mundo musicalero, pero le encantan las comedias, el humor de Mel Brooks y los musicales que no le resulten "moñas" y según dió la segunda nota en la primera canción mi amiga se encogió en el asiento.

Sin dudar de su posible valía como profesional, trayectoria y conocimiento del medio... Por lo que sea, en este musical era fatal. Y en ningún caso mejor que eso en las veces que repetí en el Teatro.

En cuanto a los covers, qué delicia llegar y descubrir a un cover que sin disponer de tantas funciones para hacer crecer y jugar con sus personajes, tienes alguna ocasion de pillarles en acción y sorprenden. Este es el caso de Natxo Núñez, sólo le vi una vez de Frederick y debía ser como la segunda vez que lo hizo, estuvo estupendo, muy Gene Wilder!


Y Thais Curiá, cover al parecer de Elisabeth Benning (creí que sería Graciela Monterde, pero no, se ve que ensamble) y de Inga. Pues de Inga la vi y lo mismo que Natxo WOW, ella... No. Se quedaba sin aire en las canciones (la del carro de heno? Casi se asfixia), cero gracia en general y al bailar en uno de los números más concurridos Victor Ullate se llevó cabezazo y pisotón. Si con todos los actores en danza y girando, yo vi el percance, es que se vio.
En tiempos ya tuve ocasion de verla en Avenue Q, y aunque da para un tema a parte, me da que no era ni medio buena elección. O tal vez sí, pero habría necesitado más tiempo de ensayos (pero más)


El resto del elenco en general hacían una compañía bien maja, visto desde fuera al menos, se les ve bastante bien avenidos. Funcionando genial como pueblo. Y del pueblo hay que destacar para terminar el tonto del pueblo. Literalmente Gerard Mínguez se convertía en tontico, la manera de mirar y reacciones impulsivas, todo el tiempo los gestos, las manos, una de las veces salía del escenario metiendo los dedos en el cañón de la escopeta.
Y en su otro papel como el abuelo, Víctor, un numerazo compartido con el resto de la compañía.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...